¿Cómo Vencer la Timidez?

Quizás uno de los grupos sociales más incomprendidos sea el de los tímidos. No querer ser el foco de atención en una sociedad donde lo que se valora es destacar puede ser como presentarse a una maratón con los pies atados.

En la escuela, un niño tímido quizás no se atreva a reconocer que tiene dudas delante de sus compañeros. Una vez adulto, a lo mejor tampoco es capaz de hacer una presentación a los responsables de conceder ascensos. Ser tímido, aunque pueda parecer un problema menor, puede condicionar toda una vida.
Mucha gente confunde timidez con introversión, pero no son lo mismo. Los introvertidos son personas que suelen preferir actividades en solitario a en compañía, pero que no temen los encuentros sociales.

Los tímidos, por su parte, desean mayor contacto social pero a la vez tienen un temor irracional a ser rechazados o juzgados por los demás, lo que les provoca ansiedad y frustración.

En este artículo pretendo desmitificar varios mitos sobre la timidez, y también darte las claves para que puedas empezar a superarla con garantías. Pero recuerda que no existen fórmulas mágicas. Al final siempre deberás armarte de valor, contar hasta tres, y exponerte a tus miedos.
No estás tan solo como crees
Tradicionalmente ha existido un enfrentamiento entre la teoría evolutiva (una mala opinión del resto de la tribu podría suponer el destierro) y la explicación psicosocial de la timidez (más relacionada con la autoestima y la etiqueta que nos pusieron de niños). Como verás más adelante en los mitos al descubierto, probablemente ambas tengan razón.

Pero independientemente del origen de la timidez, es bastante más frecuente de lo que imaginas.

¿Qué es la timidez?
La timidez es el sentimiento de inseguridad, miedo o ansiedad que algunas personas sufren en determinadas situaciones sociales por miedo a ser rechazadas, humilladas o juzgadas de forma negativa. Esa sensación dificulta relacionarse de forma natural con los demás, lo que provoca que la persona tímida evite las circunstancias que le causan ansiedad.

Cuando la timidez se convierte en un problema tan grave que limita seriamente la calidad de vida hablamos de fobia social, un trastorno que suele ir acompañado de varios síntomas físicos y requiere tratamiento psicológico.

Pero no nos pongamos trágicos. También tengo buenas noticias.

Casi todo el mundo es tímido de algún modo
Numerosos estudios cuantifican que alrededor del 50% de las personas son tímidas en ciertas situaciones. Hay quien ha aprendido a disimularlo mejor, pero la realidad es que la mayoría tenemos los mismos miedos y dudas que tú.

Lo sé porque a veces oigo que soy hábil para las relaciones sociales y que tengo mucha confianza. Pero la realidad es otra: tengo tantas inseguridades como cualquiera y sólo consigo superarlas mediante fuerza de voluntad.

Mi caso no es único. Significa que muchos de aquellos que consideras más decididos y expertos socialmente dirían lo mismo: que hay situaciones en que se ponen nerviosos pero consiguen superarlo.

Asume que prácticamente todo el mundo es tímido en cierto grado. La diferencia está en la intensidad. Es tremendamente liberador cuando por fin entiendes que la persona que tienes delante puede estar tan nerviosa como tú y que probablemente agradezca en silencio que hayas dado el primer paso.

¿Cuál es tu tipo de timidez?
La timidez no está únicamente relacionada con la autoestima. Hay gente capaz de dar conferencias delante de centenares de personas pero que sufren como corderos en una conversación cara a cara con un desconocido.

Este tipo de timidez situacional es muy habitual. Son miedos que tan sólo aparecen en determinadas situaciones, sobretodo aquellas que involucran figuras que vemos superiores a nosotros, como profesores o personas muy atractivas.

¿En qué situaciones se dispara tu timidez? Seguramente en aquellas en las que crees que existe el riesgo de ser juzgado o avergonzado. Pero debes concretar más: ¿delante de gente nueva? ¿Con personas que te atraen? ¿Cuando tienes que hablar de ti?

Conocer cuáles son tus desencadenantes es el primer paso para vencerla, porque sólo así podrás identificar antes los pensamientos que preceden las emociones de vergüenza y nervios y evitar que se conviertan en conductas negativas.
Recuerda: todo el mundo duda de sí mismo en ciertas situaciones. Aunque creas que ese amigo tuyo que derrocha confianza por todos lados no conoce la timidez, no es cierto. Personas que cualquiera describiría como los reyes de la fiesta se han sincerado conmigo y todas me han reconocido que dudan a menudo, sobretodo cuando tienen delante gente todavía más extrovertida que ellos.

8 claves para empatizar con la timidez
Para combatir la timidez es imprescindible comprenderla. A continuación encontrarás ocho características poco conocidas la timidez que la ciencia ha demostrado y que te ayudarán a entenderla mejor.

1. Los tímidos nacen… pero también se hacen
Mucha gente defiende que se nace tímido, casi tanta como la que sostiene que se aprende en la infancia. La realidad es que alrededor del 15% de los niños nacen con lo que se llama “temperamento inhibido”, lo que significa que las nuevas experiencias les producen un estrés excesivo.

Lo más sorprendente es que incluso parece haber una época para la timidez. Unos científicos de Harvard descubrieron que las mujeres que se quedan embarazadas alrededor de Agosto y Septiembre tienen más probabilidades de dar a luz a niños tímidos.

La explicación parece ser que durante esos meses la luz natural empieza a menguar y la madre segrega mayor cantidad de melatonina, una hormona que tiene efecto neurológico sobre el feto. Visto así, se nace tímido.

Pero no te alarmes todavía.

Aunque hay un claro factor genético implicado en la timidez, la visión más aceptada entre los científicos es que el aprendizaje tiene mucha más influencia. A pesar de que existe una predisposición genética, tus experiencias personales y ambiente social son más determinantes.

En estudios como éste y éste otro se comprobó que el 75% de los niños tímidos dejaba de serlo en su etapa adulta gracias a la influencia de su entorno. Eso es porque la timidez requiere también del sentido de la propia identidad, el cual se desarrolla a partir de los 18 meses de edad.

2. La mayor responsabilidad es de los padres
En un estudio realizado por el Dr. Zimbardo, un reputado psicólogo social, se comprobó que la incidencia de timidez es distinta en cada país. El país con menor número de tímidos es Israel (el 30%), mientras que el que presenta un mayor porcentaje, con el 60%, fue Japón.

Zimbardo viajó a estos dos países para investigar más. Allí se dio cuenta que la diferencia principal está en la forma en que los padres felicitan los éxitos y culpan los fracasos de sus hijos. Cuándo un niño lo intenta y fracasa, ¿quién se lleva la culpa? ¿Y cuándo tiene éxito?

En Japón, si un niño tiene éxito, los padres se llevan el mérito. Y no sólo ellos, sino los profesores, abuelos y tutores implicados en su educación. Pero si fracasa, todas las culpas son para el pequeño.
En Israel el reparto de responsabilidades es el contrario. Si un niño intenta hacer volar un cometa y lo consigue, la gente aplaude su destreza. Pero si fracasa, sus padres echan la culpan al viento.
3. Timidez y valentía son (fisiológicamente) lo mismo
Es importante que te quede claro esto: el miedo y la excitación están provocadas por la misma sustancia. La adrenalina.

Fisiológicamente ambas emociones pueden parecerte distintas, pero biológicamente la respuesta de tu cuerpo es idéntica. La única diferencia son tus expectativas: cuando esperas que algo malo ocurra, te invaden el miedo y la ansiedad. Pero cuando anticipas un final feliz, sonríes de excitación.

La realidad es que muchos conferenciantes sienten la misma tensión que tú antes de hablar en público, pero ellos lo interpretan como excitación. El miedo se puede transformar en pasión cuando cambias la forma en que traduces esa emoción.
Hace ya varios años, cuando estudiaba en la universidad, fui con mi novia a un parque de atracciones. Recuerdo que mientras yo me moría de ganas de subir a la montaña rusa más alta, ella se quedaba paralizada sólo con pensarlo. Ambos notábamos los mismos nervios, pero yo los interpretaba como algo positivo y ella como algo terrible.

4. ¿Por qué debes aceptar tus pensamientos negativos y no luchar contra ellos?
Las importancia de las emociones (a raíz de publicaciones como Inteligencia emocional) ha influido tanto en la cultura occidental que a menudo luchamos para cambiarlas, cuando en realidad lo que deberíamos hacer es aceptarlas.

En el caso de la timidez, una de las terapias más populares es cambiar el diálogo interno negativo del paciente por mensajes positivos.

Pero la distancia entre las emociones y los comportamientos que desencadenan puede ser enorme. Para superar este salto, un investigador japonés (¿dónde podría haber más pacientes? 😉 ), el Dr. Morita, creó una terapia que ha demostrado una tasa de éxito de entre el 80 y 90%. Casi nada.

Esta terapia no reniega de las emociones: las acepta como parte de la vida. Por eso intenta cambiar las conductas en lugar de las emociones. Cuando los pacientes aceptan que pueden fracasar, se sienten más confiados.

De hecho, es un enfoque muy parecido a la meditación budista. Primero reconoce tu miedo y luego actúa a pesar de él.

5. Aprende a equivocarte para reducir tu perfeccionismo
No es raro que las personas tímidas aparenten ser bastante competentes socialmente. Pero si pudieras leer su mente descubrirías que ella misma no lo valora en absoluto así y es tremendamente crítica consigo misma.

Gran parte de la autocrítica constante a la que se somete la gente tímida se basa en sus propias expectativas desmesuradas. Creen que sus chistes deben ser los más graciosos, sus historias las más interesantes y sus comentarios los más certeros; unas pretensiones imposibles de mantener.

La buena noticia es que el enfoque del teatro de improvisación está teniendo muy buenos resultados para reducir esta ansia de perfección y entender que no es necesario ser el alma de todas las fiestas para poder estar orgulloso de ti mismo.

El teatro de improvisación no permite ningún tipo de perfeccionismo porque las escenas se suceden tan rápido que es inevitable cometer errores, incluso en los actores más experimentados. Así se consigue que los participantes se centren en crear conexiones con los demás en lugar de mantener el foco en sí mismos.

6. Cómo reducir tus nervios con una simple postura corporal
Si eres seguidor de este blog probablemente ya sepas que una postura de poder, con la cabeza alta, los hombros hacia atrás y los brazos ocupando la mayor amplitud posible, te proporciona una imagen autoritativa y confiada.
Pero lo que quizás no sabías es que también puede ser útil para combatir la timidez porque se ha demostrado que, manteniendo un rato esa posición, reduces tu nivel de estrés.

El investigador que hizo este descubrimiento concluye que no es necesario adoptar esta postura durante la situación que provoca los nervios: hacerlo unos minutos antes también resulta eficaz.

Antes de enfrentarte a una situación que te produzca ansiedad, como ir a una fiesta donde no conoces a nadie o hablar en público, mantén esta postura durante un par de minutos. Te tranquilizará.

7. Es infinitamente mejor reconocer que eres tímido que ocultarlo
Si buscas un poco por internet (donde cualquiera puede escribir hoy en día) te encontrarás que multitud de consejos para superar la timidez incluyen el clásico “Muéstrate seguro de ti mismo”.

Nada más lejos de la realidad.

Según un estudio publicado en 2012, reconocer una emoción negativa con tus propias palabras puede reducir la intensidad de esa misma emoción. Reconocer tu timidez o nerviosismo es una de las formas más sencillas de relajarte. De hecho, es una de mis estrategias favoritas y la suelo usar siempre que tengo una presentación en público importante 🙂

Si es obvio que eres tímido, es mejor admitirlo que intentar ocultarlo a toda costa. ¿Por qué? Porque así ya no tendrás que esforzarte en ocultarlo y eso te quita mucha presión de encima. Además, como la mayoría de personas saben lo que es pasarlo mal por culpa de la timidez, empatizarán contigo. Incluso se ha comprobado que añadir que eres tímido en tu perfil social de Meetic puede incrementar el número de gente que te contacta.

Lógicamente, en según qué situaciones (como una reunión de negocios, por ejemplo) esta estrategia no será oportuna, pero en general admitir tu timidez es una buena idea.

8. Las redes sociales no son perjudiciales
Con el avance de las redes sociales algunos psicólogos se han dedicado a desprestigiarlas. Creen que el hecho de que ya no sea necesario el contacto real para comunicarse provocará a un deterioro de las habilidades sociales que tiene consecuencias negativas a largo plazo.

Sin embargo algunos estudios recientes están demostrando que eso no es cierto. Y que incluso pueden resultar beneficiosas si nos centramos en sus ventajas. En una investigación se comprobó que a los niños con un círculo social muy limitado, las redes les permitían suplir su falta de interacción y afirmación de la propia identidad.

Esos mismos estudios han demostrado que Facebook puede ser una buena puerta de entrada para la gente más tímida, una forma de iniciar contactos que de otra manera no se hubieran producido jamás.